En el 2000, líderes de 189 países reafirmaron este compromiso con la Declaración del Milenio, fijando ocho objetivos que los países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015. Entre ellos acordaron hacer todo lo que estuviera a su alcance para poner fin a la pobreza.
Sin embargo, la realidad es que a pesar de los avances tecnológicos, económicos y sociales en el mundo, todos los días mueren 50.000 personas como consecuencia de la extrema pobreza y la brecha entre las personas ricas y las personas pobres está aumentando. Casi la mitad de la población mundial vive en la pobreza, y el 70% de los pobres, son mujeres.
Por ello, el llamado es a cambiar esta situación, por ellos, por nosotros, siendo necesario mejorar las oportunidades entre hombres y mujeres, aumentar el nivel de educación, disminuir el desempleo, disminuir la injusticia y las inequidades, así como mejorar la calidad de vida, tanto en lo urbano como en lo rural, en la playa, los llanos y la montaña, reconociendo a los productores, disminuyendo la huella ecológica, que causamos como consumidores irracionales, promoviendo la productividad limpia y construyendo realmente un mundo mas civilizado y equilibrado, en el respeto a la compleja diversidad cultural.
En Venezuela, se han implementado Misiones relacionadas con el desarrollo de una política social “diferente”, sin embargo, muchos problemas no han sido atendidos, sino espasmódicamente, ya que se mantienen crónicos, y a pesar de algunos anuncios oficiales, donde se asegura el éxito de programas de alfabetización, como con la Misión Robinson, disminución del desempleo y mayor capacitación laboral, a través de la Misión Vuelvan Caras, ahora Ché Guevara, y se ha incidido en la salud, poco se ha logrado con las Misiones Negra Hipólita y Misión Cristo, lo que resalta a la vista de gran cantidad de indigentes, personas que han nacido y habitado en barrios y viven en las orillas del Guaire, en tugurios de bajas condiciones, hacinados en viviendas incluso algunos de cartón, con escasos servicios públicos y con un índice aún alto de niños que mueren de desnutrición, abandono o son sobrevivientes de familia desmembradas por la falta de planificación, orientación, protección y de posibilidades económicas y sociales reales de desarrollo.
Según el Presidente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) Elías Eljuri, la pobreza en Venezuela ha descendido en forma casi sostenida durante los últimos diez años pasando del 43,9% existente en 1998 a 28,5% para el cierre del 2007. Específicamente, señala que la pobreza extrema, es decir, el ingreso que alcanza para abarcar las necesidades alimentarias, ha registrado una disminución en la última década a pasar de 17,1% en 1998 a 7,9% este año.
En contraste a esta visión de la evolución en positivo del indicador, el economista Maza Zavala, hace ver que los patrones e índices de precios, usados en comparación, ya no son tan confiables. En este sentido, son contrastantes el último reporte realizado por el Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores (Cenda) sobre la Canasta Alimentaria Familiar (CAF) calculada al mes de febrero de 2008 con un costo de Bs.1.417,24 (Bs. 1.417.243), presentando un incremento de Bs.F. 34,14 (Bs. 34.143) y una variación de 2,5%, con respecto al pasado mes de junio, y a la estudiada y reconocida por el INE, a través del valor de la Canasta Alimentaria Normativa (CAN), que para el mes de mayo de 2008, se ubicó en 742,28 Bs.F. lo que se traduce en una diferencia de 29,07 Bs.F. de valor nominal respecto al monto observado en el mes de abril de 2008 (713,21 Bs.F.) y de casi un 50% entre las magnitudes comparadas.
Esta es una diferencia importante y fundamental entre la óptica gubernamental dominante y de los grupos civiles, en cuanto al cuestionamiento a las cifras oficiales que parecieran no reflejar la realidad del país, por lo que sin duda, supone un esfuerzo coordinador de acciones a favor de mejorar los parámetros de la medición y de llevar realmente control del fenómeno de la pobreza, ya que en este tiempo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), indicador reconocido por el PNUD, nos hace ver que en la década, en efecto, se han dado fluctuaciones casi simétricas, que nos colocan en la aceptación casi permanente de un 20% de pobreza no abarcado, ni trabajado mediante los indicadores convencionales, porque su mejora pareciera no guardar relación con los esfuerzos a nivel alimentario y de salud, educación o de ingresos, por lo cual el nivel de vida, a pesar de los grandes ingresos productos del petróleo, en esta década lejos de aumentar pudiera evaluarse o percibirse como estancado a igual, especialmente en los ámbitos urbanos, como en el Metropolitano, cuyo índice oscilaba en 0,84 para 1990 y que en 2008 se sitúa a sólo 0,82. De estos datos, respetando el criterio oficial del INE, en una importante conclusión, según su data mas actualizada, hay más de 8.972.790 venezolanos en situación de pobreza, lo que significa que por encima de nuestro diagnóstico anterior, más de un 33,6% es pobre. De ellos, 2.559.833 se ubican en la pobreza extrema, es decir, no ganan o llegan a ganar mas de 2.1 Bs al día o tomando en cuenta la subvaloración del dólar, se supone que sobreviven con menos de 4Bs diarios por lo cual es fundamental mejorar las conductas humanas, revisar las estadísticas, crear y exponer adecuadamente indicadores de esta situación y sobretodo, apoyar la valoración de la calidad de vida y la organización a nivel local.